domingo, 10 de octubre de 2010

CAMBIAR LA FORMA DE SER

Seguramente bastantes de vosotros pensareis que es muy difícil que una persona cambie su forma de ser y de relacionarse con las otras personas de la organización. Trabajar esta cuestión suele resultar complejo y, si me apuráis, agotador. Pero ¿habéis pensado que podemos influir en la forma en que una persona se relaciona con otras si cambiamos la forma de trabajar de la organización?
Tratemos de cambiar la forma de trabajar, hagamos más participativa, concretemos las responsabilidades de las personas, colaboremos en que las personas sepan claramente cómo contribuyen a que la organización alcance sus objetivos.
Probemos en estructurar procesos que hayan sido diseñados por las personas y en los que se asuman los compromisos por parte de todos. De esta forma eliminaremos inercias y formas históricas e ineficaces de trabajar y descubriremos que trabajar por procesos abre un nuevo mundo de posibilidades; ya no se ejecutarán determinadas acciones que no aportan valor y en su lugar pondremos en marcha nuevas actividades mucho más eficaces. Y, ojalá sin darnos cuenta, (acordaros de lo de inconscientemente competente) se habrán eliminado aquellas acciones que tantas fricciones ocasionaban entre las personas y, en su lugar, aparecerán nuevas formas de hacer que, y ahora viene lo importante, nos ayudarán a cambiar nuestra forma de relacionarnos.
Es el otro gran valor de una gestión basada en procesos consensuados por las personas, que la forma de trabajar influirá positivamente en la forma de ser.

Darle una vuelta.

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