viernes, 22 de julio de 2011

INDICADORES

Muchas organizaciones, hoy en día funcionando ya con modelos de gestión estandarizados, trabajan con indicadores, es decir, con mediciones de diferentes aspectos de su gestión. Algunas de ellas, sobre todo las que se encuentran en los primeros pasos de su andadura en la aplicación de esos estándares, manejan multitud de indicadores, seguramente con la sana intención de que no haya ningún ámbito que no sea medido y se tenga la sensación de tenerlo todo bajo control.
A medida que una organización evoluciona (y se percata de que medir no es sino un pequeño paso en el maratón de la gestión de los indicadores) el número de indicadores baja. Aún así, aún a pesar de que incluso el número de indicadores llegue, más o menos, a su punto de equilibrio, os emplazo a que “midáis” la eficacia de esos indicadores.

Para ello os propongo un ejercicio sencillo.

Voy a establecer cinco estadios diferentes:

Entre 1 y 2 puntos. El indicador se rellena al finalizar el ejercicio, costando bastante encontrar su información e incluso con un grado de fiabilidad no muy alto. Una vez rellenado, se tiene la satisfacción de tenerlo actualizado pero nada más.

Entre 3 y 4 puntos. El indicador se rellena al finalizar el ejercicio. No se puede rellenar antes porque para obtener su información debe haber transcurrido prácticamente todo el ejercicio de la organización. Una vez rellenado se debate un poco en algún foro su resultado, incluso se compara con los datos de años anteriores. Fruto de este debate puede salir alguna acción esporádica de mejora para el ejercicio siguiente.

Entre 5 y 6 puntos. Es un indicador que se rellena (al final del ejercicio o cuando le corresponda) fácilmente, es decir, es fácil conseguir su información. Una vez rellenado el indicador hay un debate en el equipo correspondiente y de ahí surgen acciones de mejora claras que se pondrán en marcha ese mismo ejercicio o el próximo pero que se pondrán en marcha.

Entre 7 y 8 puntos. Las acciones de mejora (fruto del resultado registrado del indicador) que se ponen en marcha tienen un seguimiento. Esas acciones de mejora se integran en el Plan de Gestión de la organización e incluso sus valores (dependiendo de si son buenos, regulares o malos) marcan pautas de actuación en otros ámbitos de la gestión de la organización. Es decir, no solo se trata de rellenar los indicadores sino de que éstos marquen las pautas de actuación de la organización. Puede haber algún indicador cuya gestión todavía no sea completa.

Entre 9 y 10 puntos. Se espera con ansiedad el resultado de un indicador para tomar decisiones que afecten de manera transversal a la organización. Se estructura todo un sistema de gestión de indicadores pero que está estrechamente alineado (vía procesos) con el Plan de Gestión y totalmente socializado con las personas, que también esperan los resultados de los indicadores para tomar decisiones en sus ámbitos específicos de trabajo. Toda la organización utiliza los indicadores para avanzar conjuntamente. Los indicadores son los que deben ser, tanto por su importancia como por la capacidad de gestionarlos que tenga la organización. No hay indicadores que no sean gestionados eficazmente.

La idea es dar a cada indicador que tenga la organización un valor del 1 a 10 en función de los criterios anteriores. De este modo se conocerá la situación respecto a la excelencia de las mediciones que trabaja la organización. ¿Cuál es vuestra nota?

En el tema de los indicadores, no se trata de tener y tener y de que ya veremos si nos vale, o incluso decir que nos valen todos los que tenemos. No, no es eso, solo valen los que se gestionan, el resto es pura apariencia. Y cada organización tiene una capacidad determinada respecto al volumen de medición que puede abarcar. De todas maneras, dudo mucho que una organización (aunque sea grande) pueda gestionar de manera eficaz muchos indicadores.

Mi pequeña experiencia me dice que un solo indicador bien desplegado, bien gestionado, bien aprovechado, bien exprimido, puede generar, en cascada, un aluvión de mejoras, decisiones, cambios, etc., en definitiva, tiempo. Por tanto, cuidado con crecer y crecer en indicadores.

Felices vacaciones para todos y todas.

domingo, 10 de julio de 2011

RELACIONES PERSONALES

Unas buenas relaciones personales constituyen el pilar fundamental para que una organización crezca de una manera sólida y eficaz. Cuando digo buenas me estoy refiriendo a sinceras, solidarias y sintonizadas. No pretendamos avanzar si las relaciones entre las personas no son sinceras ni solidarias ni están en sintonía con los objetivos de la organización. Construir relaciones cuesta mucho tiempo y mucho esfuerzo; destruirlas, sin embargo, se puede lograr en un instante.

Y este desastre puede aparecer por dos caminos, bien porque se pretenda su destrucción (para conseguir objetivos personales,…) o bien porque sea fruto de la incompetencia y la torpeza (una mala decisión, una falta de previsión,…)
En cualquiera de los dos casos urge hacer algo para impedir que se consuma la catástrofe, y seguramente, aunque sería imprescindible que todas las personas aportasen su granito de arena, hay personas en las organizaciones que, probablemente por su cargo y por su liderazgo, tengan una responsabilidad indelegable para enderezar el rumbo de la organización a través de la construcción de una renovada arquitectura de relaciones.

Un modelo de gestión excelente tiene que estar basado en un modelo de relaciones excelente.

Se trata de dar con el modelo relacional que aporte más valor y más felicidad a nuestra organización. No importa el tiempo y el esfuerzo que se dedique a ello porque merecerá la pena.
Y después de dar con él, viene lo más complicado, hacer que dure.