Cuando en una organización comienzan a escucharse afirmaciones como “qué bien estábamos antes”, “deberíamos volver a tener la estructura que teníamos”, “esta nueva configuración no funciona, era mejor la anterior”,… significa que se está descuidando a las personas. De alguna forma la implicación es reducida, el sentimiento de pertenencia es mejorable, la comunicación interna está fallando, … en definitiva, la credibilidad del proyecto se tambalea.
No basta con cambiar las cosas, hay que ayudar a las personas a interiorizar esos cambios, a hacerlos suyos, cotidianos, preguntarles qué tal va todo, instalarse en una actualización permanente, porque las personas también cambian, evolucionan, más si cabe, en estos tiempos convulsos donde nada es seguro.
Cuidemos a nuestras personas, interesémonos por ellas, para
que vean que vamos en serio, que nuestro proyecto de cambio es creíble, que
nosotros somos creíbles.
Solo las personas en las que se puede confiar pueden crear organizaciones
creíbles