sábado, 25 de febrero de 2012

SEAMOS SERIOS CON LA INNOVACION

Hay que distinguir entre las personas que se dedican a escribir artículos y a dar charlas sobre innovación y las personas que aplican día a día pequeñas innovaciones en sus organizaciones. Ya va siendo hora de que las organizaciones no tranquilicen sus conciencias pagando a ponentes para que les aconsejen sobre cómo innovar y se dediquen más a escuchar las propuestas de las personas que trabajan en sus organizaciones, que es de donde vienen la mayoría de las ideas de innovación realmente viables y aplicables.


La innovación es impensable al margen de las personas, no se instala como una máquina nueva en el taller, no se compra como un software de contabilidad, … la tenemos en casa. Lo que hay que hacer es creer en ella, apoyar a las personas, crear cauces para su desarrollo y aplicación y, por supuesto, asumir riesgos.


Todos podemos (y debemos) innovar pero seamos serios.

viernes, 3 de febrero de 2012

IDEAS SOBRE ESTRATEGIA

En HETEL hemos comenzado a diseñar una nueva metodología sobre Estrategia (la cual utilizaremos para nuestra reflexión estratégica), que pretende ser innovadora y sobre la cual os iré contando. Para ello he estado leyendo un documento muy interesante sobre estrategia (B+I Strategy) que me recomendó Samuel Triguero (Tknika) y he extractado una serie de ideas que me gustan y que quiero compartirlas con vosotros/as:

IDEAS A TENER EN CUENTA


Algunas estrategias no tienen en cuenta que para que el proceso se cumpla, el ambiente externo debería ser estático y al menos predecible, y caso nunca es así. El contexto, tanto externo como interno, es cambiante, impredecible y singular como para pretender que el mundo se detenga mientras se realiza el proceso de planificación.

La estrategia es un proceso que emana del aprendizaje y la adaptación. No importa mucho si las estrategias que surgen no son las óptimas, ya que los mercados son poco estrictos (nadie sabe realmente cuál es la estrategia óptima).

El ritmo acelerado de cambio del entorno hace necesario revisar las estrategias y realizar ajustes constantemente para adaptarse a los acelerados cambios del entorno.

La estrategia no se debe centrar en el competidor sino en el cliente. La mejor forma de competir es hacer irrelevante al competidor. Se trata de ofrecer al cliente soluciones a medida de modo que se establezca un vínculo difícil de imitar.

El objetivo de la estrategia no es especular sobre qué podría suceder a la empresa en el futuro sino imaginar qué puede hacer que suceda. Las empresas fracasan en crear el futuro no porque no consigan predecirlo, sino porque no consiguen imaginarlo. Es la curiosidad y la creatividad lo que les falta.

El trabajo de la dirección no es crear estrategias sino crear organizaciones capaces de engendrar continuamente nuevos y fantásticos conceptos empresariales. El reto es casar la innovación radical con la ejecución disciplinada.

La capacidad de las organizaciones para tejer relaciones sólidas y ventajosas con otros agentes, puede ser uno de los elementos generadores de ventajas competitivas en el futuro.

Cuando en tiempos de alto riesgo y gran incertidumbre nos enfrentamos al futuro, debemos empeñarnos no en llegar a él (incierto, sin esperarlo, ni desearlo, ni buscarlo) sino en construirlo (aquel que ha de responder a nuestras legítimas aspiraciones). No se trata de comprar una receta mágica, una metodología o un instrumento y acertar. Es cuestión de un intenso y comprometido proceso para elegir, porque no hacer nada también es optar.

Apasionados tiempos para hacer estrategia (valiente, decidida, comprometida, creativa, competitiva, innovadora, compartida,…) inteligente y alcanzable.

Las empresas necesitan reflexionar sobre su estrategia, sobre cómo construir su futuro y no solo sobre cómo sobrevivir en el corto plazo. Los cambios en el entorno en que se desenvuelve la actividad de las organizaciones demandan también la evolución en la forma de hacer estrategia. De esta manera, los procesos de reflexión excesivamente rígidos y continuistas pierden sentido en escenarios de cambio cada vez más acelerados. Los enfoques deben ser más ágiles y los ciclos más breves entre formulación de la estrategia e implantación.

Los cambios en el entorno y en las organizaciones y la aparición de nuevas oportunidades que no estaban contempladas en el plan definido, tienen un impacto importante y requieren de una rápida respuesta, a la que las estrategias deben adaptarse.