En determinadas organizaciones, a veces, los líderes suelen
hacer propuestas que saben perfectamente que no se van a poder cumplir. Lo
saben, pero lo dicen. Saben que son demasiado recargadas, ideales, exigentes,...
pero suenan bien y fomentan su imagen de líder visionario. Creen que ese instante de líder con objetivos
ambiciosos no se va a empañar por el incumplimiento de esas propuestas con el
tiempo. Creen que las personas de la organización van a olvidar sus promesas y
sus proclamas.
Pero lo que generan es frustración en las personas, falta de
credibilidad, falta de liderazgo, sordera en las personas a sus palabras, y, un
mundo virtual, falso, de propuestas biensonantes pero absurdas por
incumplibles.
Por favor, no confundamos esto con los retos
alcanzables, con los caminos duros pero recorridos entre todos, con la
maravillosa utopía basada en pequeños cambios cotidianos.
Creo que hay bastante de esto en las organizaciones.