Cuando se termina de diseñar una estrategia, un plan
estratégico, suele ser bastante común en las organizaciones, pretender
comunicarla a las personas. Para ello, algunas simplemente la cuelgan en la
intranet, la pegan en las paredes de los departamentos, en los corchos,…
pensando que ahí está y que cuando una persona tenga interés por saber hacia
dónde va su organización, es decir ella misma, ya sabe dónde puede consultarlo.
Otras organizaciones, vamos a decir más avanzadas, tras
darse cuenta después de una reflexión y mejora de lo que ocurrió en la
presentación del plan anterior, concluyen que hay que trabajar mucho más la
forma de comunicar esa estrategia. Es importante la puesta en escena, la
creatividad en la presentación, la sorpresa,…
Sin embargo, también hay organizaciones que, yendo más allá,
involucran a las personas en el momento de la presentación, de forma que una
buena pedagogía más la participación de las personas ineludiblemente tiene que
dar buenos resultados en el proceso de la puesta de largo de una nueva
estrategia de la organización.
Y, no seré yo quien diga que no está bien. En efecto, es un acertado
camino de avance.
Pero el objetivo de la organización creo que no debe ser
presentar un nuevo Plan estratégico sino ilusionar con un nuevo Plan
estratégico.
Es un poco diferente ¿no creéis?