domingo, 29 de noviembre de 2009

VERTIGO

Cuando una organización pasa de una situación de "ser de los primeros" a otra en la que ella "sea la primera", por ejemplo, en algo referente a modelos o dinámicas de gestión de personas, o en algún aspecto del modelo de gestión, o en algún enfoque innovador que hace de alguno de sus servicios, se genera una sensación entre las personas, que podemos calificarla de desconocida hasta entonces.
Cuando una organización es la primera no tiene referencias, no puede comprobar cómo hacen otras organizaciones para después poder decidir si hacemos lo mismo o no, no sabemos con qué dificultades nos vamos a encontrar en el camino, sencillamente porque es un camino inexplorado.

Y en este caso, es fundamental preparar a las personas para vencer esa sensación de vértigo que se genera. No todas las personas gestionan o soportan de la misma manera esa falta de protección, ese riesgo. Ser los primeros necesita que las personas tengan un nivel de autoestima coherente con la nueva situación. No puede haber desfase entre el nivel alcanzado por la organización y el nivel de las personas porque si esa diferencia es grande el resultado no va a ser exitoso, más bien, me atrevo a decir que se originaría una sensación de frustración muy difícil de reconducir en futuros proyectos similares.

Hay que preparar a las personas para enfrentarse a lo inhóspito. Pero no con un curso de 30 horas; los mensajes tienen que seguir una cadencia desde mucho antes de que esos retos nos lleguen, ser "de los primeros" tiene que convertirse en cotidiano. Las personas tienen que recibir con frecuencia y naturalidad, arengas, llamamientos, reconocimientos, exigencias, de que podemos, para ir moldeando con formas claras una autoestima que tiene que evolucionar. Ojo, de nada valen las formas si no hay fondos.

Estoy hablando de años.

Reconvertir el vértigo en entusiasmo no es fácil, pero es necesario si se quiere disfrutar en el trabajo.

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