La alegría por compartir unos objetivos, por saber que no
estás solo en esta aventura, por tener el apoyo de muchas personas, por
disfrutar de los éxitos y de los fracasos, por dar un sentido al trabajo, por poder
conversar en torno a un café, por trabajar duro junto con personas inagotables,…
Es imposible que una organización avance sin alegría. Se
convertirá en gris, se estancará, será todo rutina, la creatividad huirá y, con
ella, las ideas, las buenas y las malas.
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