Cuando queremos poner un proyecto (de cambio, de desarrollo,…) en marcha y se va a necesitar la aceptación inicial y la implicación posterior de las personas, hay un ejercicio que, cuesta poco tiempo, y que es fundamental para comenzar con buen pie el proyecto; ponerse en el lugar de esas personas. Concretando un poco más, se trata de hacerse estas sencillas preguntas
Si yo fuese esa persona ¿Cómo me gustaría que me presentasen este proyecto? Y lo apuntamos
Si yo fuera esa persona ¿Qué sería imprescindible para convencerme? Y lo anotamos.
Si yo fuera esa persona ¿Qué ayuda necesitaría para seguir el ritmo del proyecto? Y también lo escribimos.
Esto nos da una visión mucho más humana de la realidad y, de esta manera, tendremos más probabilidades de que nuestro proyecto enganche en las personas y tenga éxito.
Si nos acostumbramos a este sencillo hábito, sin quererlo, estaremos desarrollando nuestra gestión CON las personas., es decir, en la buena dirección.
martes, 29 de junio de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario